La principal idea que ha estado rondando en mi mente y que ha sido la causante de que este artículo saliera a la luz es la escasa responsabilidad con que planteamos el futuro de nuestro desarrollo. Ello incluye necesariamente la referencia inexcusable a los jóvenes y la necesidad de la sostenibilidad de un sistema socio-económico basado en el valor de las ideas.
Hemos dedicado gran parte de nuestras vidas a formar profesionales universitarios cualificados (ingenieros, licenciados, …). Hemos contribuido con nuestros aciertos y errores a modelar la forma en que afrontan su trabajo, ya desde su época de estudiantes, y más concreto en mi caso en el área de las Tecnologías de la Información y de las Comunicaciones (TIC). El objetivo siempre ha sido una formación responsable que se proyecte directamente a la sociedad más o menos próxima.