La web cumple 25 años desde que Tim Berners-Lee la creara en el CERN (Suiza). En una entrevista publicada en El País ayer 28 de octubre, Berners-Lee afirma que «El límite de las máquinas no es su potencia, sino nuestra imaginación. El programador no debe pensar solo en la página, sino también el contenido que alberga en su interior». Prosigue indicando que la adopción de estándares a través del W3C ha sido clave para su desarrollo. Berners-Lee también indica que Internet estará disponible en el futuro en dispositivos más simples, tales como relojes y otros aparatos que están por llegar.
En marzo de 1994, en el Centro del Microelectrónica Aplicada, antecesor del actual Instituto Universitario de Microelectrónica Aplicada (IUMA), conjuntamente con Tomás Bautista y Enrique Montesdeoca, redactamos un documento muy sencillo que recogía los distintos tipos de sistemas de información disponibles en ese momento y en el que ya se incluían la tecnología básica para WWW: protocolo HTTPD, lenguaje HTML, y la idea de disponer de un cliente como herramienta del usuario, en ese caso Viola, desarrollado en el CERN o MOSAIC desarrollado en el Centro de Supercomputación de Illinois, NCSA, EEUU.
Mucho esfuerzo se ha puesto a lo largo de los años en el desarrollo de las diferentes tecnologías que conforman el amplio abanico disponible hoy en Internet. Importante ha sido la lucha por mantener una Internet abierta, accesible y e independiente, con facilidades para difundir la información. Se puede hablar de una verdadera revolución en todos los sentidos. Esta revolución es el fruto del trabajo colectivo y cooperativo, desde los ingenieros que han diseñado el soporte físico (hardware), aquellos otros que se han encargado de crear los protocolos e infraestructuras de comunicación necesarias, los que han imaginado nuevos servicios y contenidos, y hasta el usuario final que posee un blog con el que contribuye a difundir sus inquietudes en diversos ámbitos de su vida. Claramente forma parte del tejido social en que nos movemos hoy, con grandes redes sociales.
En esta entrada no voy a dar un listado infinito de tecnologías, aplicaciones, servicios y otras bondades y maldades de Internet. Por el contrario, voy a hacer un ejercicio de imaginación. En primer lugar cerremos los ojos y supongamos una hora que en que no tengamos Internet para nada, ¿qué pasaría?. Pueden haber muchas respuestas, muy variadas y en muchos sentidos. Lo que está claro que Internet ya forma parte de nuestras vidas, ha venido para quedarse y para formar parte de nuevos escenarios cotidianos (coches, internet de las cosas, nuevos dispositivos, etc).
Anteriormente indiqué que hay muchos actores en este teatro que podemos considerar Internet. Quiero destacar el papel de los ingenieros que han hecho que las tecnologías hayan facilitado el desarrollo progresivo de Internet en sus diversas versiones, especialmente en las áreas de electrónica, telecomunicación e informática. En primer lugar, ha habido un desarrollo clave con la integración de miles de millones de dispositivos básicos en un teléfono móvil, por ejemplo, con el consumo de energía suministrado por una batería. En segundo lugar con el desarrollo de tecnologías de comunicación por cable, fibra óptica e inalámbricas que han permitido usar la mejor tecnologías en cada caso. Y en tercer lugar con el desarrollo de protocolos y aplicaciones que facilitan día a día el desarrollo de Internet.
Internet está evolucionando día a día, ya sea por el empuje económico de grandes empresas o por el desarrollo pausado de centros de I+D+i del mundo. En cualquier caso, es nuestra obligación, como ciudadanos y como profesionales del sector, contribuir al desarrollo de sus necesidades y a disfrutar de su riqueza