Es bien conocido que Linux es un sistema operativo que se ha incorporado de forma real en los sistemas informáticos que se utilizan diariamente. Gran parte de los servidores que almacenan y ponen a disposición los datos en Internet están gestionados mediante un sistema operativo Linux. Además indicar la cada vez más creciente utilización de versiones ligeras de Linux para su utilización en sistemas empotrados orientados hacia el Internet de las Cosas (IoT). Recordar que Android, el sistema operativo más usados en dispositivos móviles tiene su base en Linux. Otro claro ejemplo de utilización son las SBC (Single Board Computer), como por ejemplo Raspberry Pi, que utiliza una versión de Linux adaptada al hardware de referencia y que soporta multitud de aplicaciones.
Como entorno de desarrollo de sobremesa, Linux tiene un claro competidor en Windows y Mac, a pesar de diferentes soluciones, principalmente de carácter libre que están disponibles. Los entornos de productividad han sido la clave en este sector que han condicionado hacia el uso de Windows y Mac. Como usuario de Unix/Linux desde hace décadas he visto como diferentes actores han intentado resolver este problema y todavía, a pesar de la gran interoperabilidad que existe no se ha resuelto por completo. La utilización de entornos disponibles en la nube ha venido a paliar esta situación.
No es mi intención dar en esta entrada un listado completo de distribuciones y soluciones basadas en Linux. Por el contrario, como profesor, quiero llamar la atención en la necesidad de formar especialistas en el desarrollo e integración de sistemas empotrados (otros los traducen como embebidos, al fin y al cabo sistemas adaptados y optimizados para la aplicación) basados en Linux. El objetivo final es crear un sistema con un bajo consumo de potencia, pero con los recursos necesarios para resolver el problema para el que está destinado. Dedicar un PC para abrir y cerrar una puerta de garaje cuando se puede realizar con un sistema empotrado supone un consumo adicional de potencia de dos órdenes de magnitud. Igualmente se puede hablar de los sistemas para multimedia o de comunicación.
Existen numerosas soluciones en el mercado listas para ser personalizadas. Es preciso disponer del personal con la formación necesaria y del entorno normativo que promueva la emisión cero de carbono a la atmósfera. Esta inversión en mejoras tecnológicas promoverá un ahorro energético significativo, a la vez que dará la oportunidad a la consolidación de un sector industrial donde las PYMES tienen mucho que decir. El valor añadido que supone este cambio tecnológico no se puede valorar a corto plazo, sino con planes de desarrollo y de mejora en la explotación de los recursos disponibles en cada uno de los sectores económicos (turismo, economía verde, economía azul, transformación del transporte hacia la electrificación, gestión distribuida e inteligente de la energía, espacio, alimentación, ocio, etc.). La integración de la información recogida en redes, profundizando en la IoT, conlleva un segundo y tercer nivel de explotación de los resultados hacia unos niveles de precisión muy altos en cuando al consumo de recursos.
Dada la necesidad de estos profesionales del sector, veo necesario que la Universidad provea de una formación profunda y continua en los aspectos citados tratando de crear los recursos humanos necesarios que resuelvan estos aspectos. Otros ya lo están haciendo muy bien. No dar ese paso nos volverá a ser una vez más dependientes de terceros, pero ahora el salto tecnológico es cada vez más importante y realmente las distancias cada vez más grandes. Una región que no avance en crear ingeniería real no seguirá el ritmo de crecimiento personal y económico necesario para ser sostenible en el tiempo y sucumbirá a la crisis una y otra vez.
Se preguntarán que tiene que ver Linux con mis afirmaciones anteriores. Linux, como indiqué más arriba, está siendo la vía de introducción de servicios de valor añadido. Un ejemplo de esto ha sido el sector de las comunicaciones móviles. Otro ejemplo en desarrollo es el sector del automóvil, donde los grandes fabricantes se han asociado con la Fundación Linux para crear una versión a ser incorporados en el coche conectado, que tendremos operativo para las Olimpiadas de Tokio de 2020.
Mi mensaje final es que los estudiantes de ingeniería deben salir de la Universidad con los conocimientos necesarios (Sistemas electrónicos, Sistemas operativos, Programación, visión del producto, Telecomunicaciones, sistemas de gestión de la energía, creación de entornos seguros, robustos y fiables, etc.) para hacer frente a estos retos locales y globales a los que nos enfrentaremos en la próxima década. Este es un reto para los profesores y gestores de la universidad pública. Este es el verdadero ranking.
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